Lorenzo HERNÁNDEZ
Con un llamado claro y crítico, la presidenta Claudia Sheinbaum condenó los actos anticipados de campaña dentro de Morena, al exhibir el caso de la senadora Andrea Chávez, respaldada por el empresario Fernando Padilla, beneficiado por contratos en gobiernos afines a Adán Augusto López.
Esta advertencia, respaldada de inmediato por el partido, se interpreta como un intento por contener a los grupos que desafían su liderazgo y utilizan estructuras partidistas con fines personales.
Mientras tanto, en Tlaxcala, la advertencia adquiere especial relevancia ante el activismo de figuras como el diputado federal Raymundo Vázquez Conchas, quien ha sostenido actos públicos y reuniones privadas que apuntan a una aspiración rumbo a 2027, con el respaldo visible de personajes como Ricardo Monreal.
Así como del discreto actuar de la senadora Ana Lilia Rivera, quien ha tenido asambleas que pese a ser de presunto carácter informativo de su trabajo, se ha percibido un ambiente de promoción de su imagen.
A ello se suma el activismo político de la dirigente estatal de Morena, Marcela González Castillo, cuyas negociaciones y adhesiones parecen más enfocadas en construir una plataforma personal que en fortalecer al partido.
El llamado de Sheinbaum pone un freno a estas estrategias anticipadas y, de paso, deja en evidencia el doble discurso de algunos actores morenistas en Tlaxcala, que predican unidad mientras pavimentan su camino a la contienda futura, al margen de las reglas y los tiempos establecidos por el partido.
En sintonía con esta postura, Luisa María Alcalde, dirigente nacional de Morena, expresó en su cuenta oficial de X que el Comité Ejecutivo Nacional respalda la propuesta de la Presidenta y subrayó que “en unas semanas haremos pública la convocatoria del próximo Consejo Nacional para garantizar la ética y los principios al interior de nuestro Partido-Movimiento”.