Ximena MARTELL
Emilio Rosas, asesor del presidente municipal de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García, se ha convertido en el foco de la polémica tras ser señalado como el responsable de querer implementar operativos de alcoholímetro y retenes que no cuentan con ningún marco jurídico que los respalde. Estas acciones, calificadas por muchos como arbitrarias, han desatado indignación tanto entre la ciudadanía como dentro del propio ayuntamiento.
El problema no termina ahí. Según extrabajadores municipales, Rosas no solo está detrás de estas medidas ilegales, sino que también ha extendido su injerencia a varios departamentos del ayuntamiento, tomando decisiones que van más allá de su rol como asesor. Entre las acusaciones, destaca su responsabilidad en varios despidos injustificados, lo que ha generado un clima de tensión y malestar entre los empleados municipales.
Su historial en el servicio público no ayuda a mejorar su imagen. Antes de su llegada al gobierno municipal de Tlaxcala, Emilio Rosas ya había pasado por el gobierno de Tehuacán y por la Secretaría del Medio Ambiente del Estado, donde, según versiones, fue recomendado por Luis Antonio Ramírez Hernández, actual Secretario de Gobierno. Sin embargo, en todos esos cargos salió por la puerta trasera, señalado por su falta de capacidad e innumerables tropiezos administrativos.
Ahora, desde su posición en el ayuntamiento capitalino, Rosas parece estar repitiendo los mismos errores. Su intento por implementar retenes y alcoholímetros no solo carece de sustento legal, sino que también ha sido calificado como un intento descarado de recaudar dinero de manera ilegal. Los conductores y motociclistas han denunciado que las infracciones se aplican por cualquier detalle mínimo, dejando en evidencia el verdadero objetivo detrás de estos operativos.
Las críticas contra Emilio Rosas no paran de crecer, y cada vez son más los que exigen su salida del ayuntamiento. “Es el peor asesor que podría tener el presidente municipal”, han señalado diversas voces que también lo acusan de actuar como si fuera el verdadero “presidente chiquito”.
Mientras tanto, los ciudadanos exigen una respuesta clara de las autoridades municipales. ¿Hasta cuándo permitirán que alguien con un historial tan cuestionable tome decisiones que afectan a toda la capital? La presión social sigue en aumento, y parece que el tiempo de Emilio Rosas al frente de estas polémicas decisiones podría estar llegando a su fin.