●Madera es entregada a la tortillería del director de servicios municipales, Juan Galicia.
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Yéred Gallardo Carro
El presidente municipal de Tlaxco, Armando Flores López, nuevamente evidencia su ignorancia de la Ley, ahora en materia ambiental, al auto autorizarse el derribo de árboles sanos que se ubicaban en un tramo federal, sin solicitar un dictamen técnico y permiso a la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).
Los árboles de treinta años de edad, se encontraban en la carretera federal Tlaxco-Chignahuapan, por lo que se encuentran dentro del derecho de vía, siendo la CONAFOR la instancia facultada para determinar si es favorable o no el derribo y/o en su caso (sí así lo determina la CONAFOR) emitir su opinión técnica para que la Comisión Municipal de Ecología actúe.
Por si esto no fuera poco, el fundamento legal del “dictamen de derribo” que brindó la coordinación de ecología municipal de Tlaxco, es incorrecto, puesto que la Ley marca que quienes deben firmar el dictamen son los integrantes de la Comisión Municipal de Ecología, mismos que son ratificado ante Sesión de Cabildo.
Director de Servicios Municipales se queda con la madera.
El director de servicios municipales, Juan Galicia, dio la orden para que toda la madera fuera entregada a su negocio particular, una tortillería ubicada en la avenida Francisco I. Madero, situación que enojó a los ciudadanos que se percataron del acto, mismo que es permitido por el alcalde del pueblo mágico, Armando Flores López.
Además, la poda de los árboles de la avenida Francisco I. Madero, contraviene lo establecido en la NOM-012-SEMARNAT-1996, misma que señala que no se debe quitar más de un cuarto de las ramas de la copa del árbol y la poda deberá ser con cortes totalmente pegados al tronco del árbol o la rama madre de la cual se origina la parte a podar, así como que la madera es exclusiva para uso doméstico y no para comercialización.
Lamentablemente, vecinos dieron reporte a Nexostxt, que el director de servicios municipales de Tlaxco, Juan Galicia, dio la orden para que toda la madera fuera llevada a su tortillería, para hacer uso de ella como leña, situación que molestó a los ciudadanos.