Ximena Martell
En medio de rumores y tensiones internas, se especula que Charlie Quiroz, secretario general del Partido Acción Nacional (PAN) en Tlaxcala, está interesado en suceder a Miriam Martínez en la dirigencia estatal. Este movimiento podría surgir ante la posible pérdida de control por parte de Ángelo Gutiérrez, actual alcalde de Apetatitlán, y su equipo, cuya imagen ha sido afectada por varios escándalos recientes.
Además, se presume que tanto Gutiérrez como Martínez mantienen una relación cercana con la gobernadora, lo que ha generado preocupación entre los miembros más leales del PAN ante la posibilidad de que el partido termine entregado a Morena.
Sin embargo, Charlie Quiroz enfrenta un camino complicado. Su pasado le ha cobrado factura, ya que, después de haber traicionado al grupo político del exalcalde de Apizaco, Julio Hernández Mejía, que lo ayudó a escalar posiciones dentro del partido, ahora se encuentra sin el respaldo necesario para su ambición. Según fuentes internas del PAN, Hernández Mejía tiene intenciones claras de recuperar el control del partido con verdaderos panistas, aquellos que fueron catalogados como leales a los principios del albiazul.
Esta postura se ve fortalecida por los recientes acercamientos de Adriana Dávila Fernández, quien aspira a dirigir el PAN a nivel nacional. Dávila ha lanzado guiños estratégicos hacia el grupo del apizaquense, buscando consolidar un grupo fuerte en el estado para competir por la gubernatura en 2027. La posible alianza entre Hernández Mejía y Dávila Fernández podría representar un gran obstáculo para Quiroz y su aspiración a la dirigencia.
En este escenario, la contienda por el control del PAN se perfila como una lucha encarnizada, donde las alianzas, traiciones y maniobras políticas jugarán un papel crucial en la reconfiguración del panorama político estatal. Los verdaderos panistas, como se han autodenominado, parecen estar decididos a recuperar el partido y evitar que caiga en manos ajenas a sus ideales. Mientras tanto, figuras que traicionan, como Charlie Quiroz, intentan sobrevivir en medio de un ambiente cada vez más hostil.
“Que no aprendieron de Maquio, no hay que cambiar de amo, lo que tenemos que hacer es dejar de ser perro,” es el mensaje que resuena en las filas del PAN, dirigido a quienes, como Quiroz, buscan su beneficio a expensas de los principios del partido.