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Aventura en La Malinche: Entre Hielo, Senderos y Cumbres

por Nexos Txt

Demian MÁRQUEZ

El frío cala los huesos mientras el reloj marca las 5:00 a.m, a oscuridad aún cubre el camino, pero el entusiasmo del grupo es suficiente para disipar cualquier atisbo de sueño o duda.

Nos encontramos en las faldas del majestuoso volcán La Malinche (o Matlalcuéyetl), una de las montañas más imponentes de México, con cuatro mil 462 metros sobre el nivel del mar.

El viaje, fue organizado por Canah MX, una agencia que se ha dedicado a conectar aventureros con los rincones más bellos del país, junto a ellos, la Tribu Trepacerros, un grupo de apasionados del senderismo y la fotografía, nos dirigimos a través de esta experiencia única.

La Malinche, esta ubicada entre los estados de Tlaxcala y Puebla, es un destino popular para montañistas, con un estimado de 250 mil visitantes al año, entre excursionistas primerizos y alpinistas experimentados.

A medida que avanzamos por el sendero, el frío se hizo aún más intenso, la temperatura descendió en su punto más bajo a -8°C, y cada bocanada de aire nos recordaba que estábamos en tierras altas.

Los árboles, fueron permanentemente nuestro escenario que pocos imaginarían en una zona como Tlaxcala, a nuestro alrededor, el murmullo de los excursionistas se mezcla con el crujir de las hojas y ramas bajo nuestras botas.

La ruta comienza en la base del Parque Nacional La Malinche, que abarca más de 45 mil hectáreas de bosque de pino y oyamel, el sendero inicial es amigable, con pendientes suaves, pero conforme avanzamos, la inclinación aumenta, en el tramo conocido como “La Joya”, el aire es más delgado y el esfuerzo se hace notar.

Tras varias horas de caminata, el grupo arribo al Arenal, una de las secciones más desafiantes del ascenso, aquí, la pendiente es pronunciada y el suelo arenoso dificulta cada paso, el avance se volvio lento, sin embargo, la vista que regala el paisaje es impresionante, un océano de nubes mientras los primeros rayos del sol tiñen el cielo de tonos naranjas y dorados.

Algunos integrantes del grupo deciden quedarse en esta zona para descansar y disfrutar del paisaje, otros, los más intrépidos, continúan el ascenso hacia la cumbre.

De acuerdo con los guías, los últimos metros son los más agotadores, el frío es intenso, el viento golpea con fuerza, y la falta de oxígeno obliga a hacer pausas constantes.

Pero todo esfuerzo tiene su recompensa, al llegar a la cumbre, la sensación de logro es indescriptible, desde ese punto la vista es espectacular, los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl se asoman en la distancia, mientras que el Pico de Orizaba se alza majestuoso.

Después de un breve descanso y algunas fotografías, se realizó el descenso de regreso, al llegar a la base, el cansancio es evidente, pero también la satisfacción de haber conquistado La Malinche.

Es así, que este espectáculo natural nos regaló una experiencia única, un desafío físico y mental que, sin duda, deja marca al conquistar no solo La Malinche, sino a nosotros mismos.

Fotos/Demian MÁRQUEZ/ Tomás VALERIANO

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