Lorenzo HERNÁNDEZ
El caso de violencia de género protagonizado por un regidor del Ayuntamiento de Tlaxcala refleja la incapacidad institucional para actuar de los asesores municipales, con determinación ante hechos de este tipo.
Ya que en lugar de asumir una postura firme, la administración municipal opta por aplicar la “Teoría del Caballo Muerto”: crear comités, hacer declaraciones genéricas y postergar soluciones reales.
Mientras la víctima fue rescatada por la policía de género tras la denuncia de una activista, el Ayuntamiento apenas “instruyó” a su equipo para investigar el caso, dejando en el aire cualquier acción concreta.
El mensaje que reflejan estás acciones son que la prioridad no es la justicia, sino la imagen institucional, y como en la metáfora del caballo muerto, se buscan justificaciones y se pospone lo inevitable, cuando lo que se necesita es una postura contundente y sanciones efectivas contra la violencia de género.
Rápidamente esta postura ha causado críticas y pone en el ojo del huracán el trabajo de la administración capitalina, consecuencia de un trabajo cuestionable por parte de los asesores que se dicen expertos, pero que fueron rebasados al no saber contener y actuar conforme a la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM).